sábado, 28 de agosto de 2010 | By: Ashleth

Retrospectiva




Hoy mientras me arreglaba, entró mi hermana al baño… “Que dice mi mamá que si puedes cuidar de mis abuelitos mientras nos vamos a cortar el cabello”… Fruncí el ceño y le dije, pero apúrense que quiero llevar a lavar mi coche… Sé que me vi muy mal, sé que fue un comentario muy arrogante, porque un poco de mí tiempo para dos personas que nos han amado siempre, no me cuesta nada…

A lo que quiero llegar, es a que en esos momentos, y por milésimas de tiempo, miré en retrospectiva y me di cuenta de lo mucho que he cambiado, porque antes daba todo por todos, tiempo, dinero, cuidados, etc. Menos por mi familia que sí lo merecía. Cosa que ya no es así, ahora pienso sólo en mí, en lo que me hace sentir bien o mal, en lo que me conviene y en lo que no; de sufrir porque alguien ya no esté conmigo, ahora digo, bueno, ni modo, a lo que sigue. De respetar siempre las reglas, quedarme callada, tolerar a todo mundo; ahora no, siempre ando retando a la gente, me quejo cuando algo no me parece, refuto las cosas que me dicen, contesto, no tolero en lo más mínimo… No sé si todo esto sea bueno, la verdad es que muchas de las personas que ahora conozco, no se merecen algo así, no tienen la culpa de la gente con la que me he topado. Pero bueno, les contaré un poco…

Hasta no hace mucho, sufría porque yo no valía lo mismo que esas personas valían para mi, sufría porque preferían a otras personas que a mí, yo les daba todo, hablando moralmente, dejaba de lado a mi familia por ellos; y con esto no quiero decir que yo fuera la octava maravilla como persona, no, pero cuando de verdad apreciaba a alguien, no me limitaba, todo se los daba, les di todo mi tiempo, mi atención, les compraba regalos, me ocupaba de ellos. En fin. Sé que cada persona te quiere a su manera, y que mi error era precisamente ése, esperar que me quisieran igual que yo a ellos, por eso ahora, ya no lo hago, ya no espero nada de nadie, y ¡Tienen mucha razón! Así no te decepcionas, ni sufres, ni nada…

Tampoco digo que ya nadie me importe, no, hay muchas personas muy lindas, que aprecio mucho y todo, pero ya no haría lo mismo que antes por ellas, sin embargo ahora, por mi familia sí. Ellos les hagas lo que les hagas, siempre están ahí, y es algo que yo no veía del todo, siempre fui muy arrogante con ellos, pero bueno, ya pude recapacitar. Je, ya sé que contradigo lo que escribí en el primer párrafo, pero es una mezcla de todo.

Pero bueno, eso era hablando de los amigos… Hablando de la pareja, fui siempre una inmadura supongo, retomando un poco lo anterior, yo siempre dejaba a mis novios de lado por prestarles atención a mis amigas, y por eso arruiné muchas relaciones, sigo creyendo que es más fiel un amigo (a) que una pareja, pero ahora creo firmemente en que cada quién tiene su tiempo, y no tienes por qué mezclar a tu pareja en todo lo que haces, y tampoco tienes que mezclar a tu amigo (a) en todo, hay momentos claves, e importantes donde todos tienen que convivir, si, pero siempre es bueno dedicarle tiempo a todo y a todos. Por ejemplo, algo que ahora yo no haría es permitir que mi pareja me arruine mi amistad con alguien, tuve que vivir esa experiencia, no es padre, porque esa persona terminó por alejarme y la verdad es que esas heridas si son difíciles de sanar, porque aunque la herida cierre, la cicatriz permanece.

Y bueno, me atrevo a hablar de las parejas, porque ya pude experimentar lo que es querer hacer todo por alguien, querer traerlo a tu mundo, querer que interactúe con tus amistades, con tu familia, con tus conocidos; y muchos que sepan la historia, dirán que no fue un amor real, por las circunstancias en que se presentó dicha relación, pero bueno, para mí, si lo fue, y aunque haya sido en cierto modo poco tiempo, a su vez fue como toda una vida. Sin embargo, eso no me hizo perder el piso, ni me hizo cerrarme a esa sola persona, al contrario, me dio la oportunidad de acercarme a más personas y dar tiempo de calidad a otras. Al terminar con esa historia, dije muchas tonterías sobre cerrarme a la gente y demás, pero sólo hablaba mi frustración, la verdad es que ya pensándolo bien, definitivamente creo que he alcanzado esa madurez que se necesita para poder estar con alguien y todo eso que comento en estos párrafos, lo veo como algo real, o por lo menos en este momento, lo es.
lunes, 2 de agosto de 2010 | By: Ashleth

Cuarto para las doce

¿Observaste que el panorama suele ser más oscuro poco antes de ocurrir un viraje positivo?

El hombre de negocios afirma que justo antes de hacer su fortuna, estaba a punto de claudicar. Le llegaba el agua al cuello cuando, de repente, todo empezo a cambiar. A punto de renunciar, se mantuvo firme justo lo necesario para dar a su trayectoria un giro de ciento ochenta grados y cosechar los frutos.

Quizá te haya ocurrido que cuando sientes que no vale la pena vivir, aparece una persona en tu vida que eleva tu ánimo hasta las nubes.

La vida es así porque existe el principio del “cuarto para las doce”.

Siempre hace más frío y esta más oscuro antes del amanecer. Si resistimos lo suficiente, recibiremos nuestra recompensa.

Durante el parto, este principio entra en acción. Justo antes del gran milagro de la vida, la resistencia de la madre es sometida a una prueba de fuego, por medio de intensos dolores.

En cuanto conocemos la existencia del “cuarto para las doce”, la vida pierde mucho de su carácter traumático. En efecto, la creación nos pone a prueba todo el tiempo, para ver si en verdad tomamos en serio nuestras metas. Si resistimos ese poquito más…

Conocer este principio es tener una gran ventaja; cuando todo es caos, podemos decir: “¿De modo que todo marcha mal? ¡Quiere decir que aquello por lo que tanto he luchado está a la vuelta de la esquina!”. Y así sentirnos mejor. Generalmente estaremos a prueba, en alguna forma, antes de recibir algo valioso. Si somos conscientes del principio del “cuarto para las doce”, y enfrentamos las dificultades como parte del proceso para alcanzar el éxito; en primer lugar no seremos desertores, y, en segundo, obtendremos lo que queremos de la vida.

Cuando todo se ve “color de hormiga” puede ser el momento de celebrar. Quizá ya estás cerca de la meta.

Andrew Matthews


Un lindo texto que a mi me ha sacado de muchas!