Días y días de sentirme contenta…
¿Qué pasó?
No lo sé…
Llevo un par de días tropezando, pero siempre recupero el equilibrio. Hoy no fue uno de esos días, he de confesarlo, me sentí invadida, decepcionada, abrumada, fastidiada, ansiosa, con náuseas, encerrada en un sitio sin ventanas, con gente que no es precisamente de tu agrado, aturdida por un merolico nefasto, tolerando a otra tanta que cree que eres algo así como basura; esos y otros miles de pensamientos girando en mi cabeza y hostigando mi alma…
No era un buen día, lo sabía, pero hice todo lo que en mi posibilidad estuvo, obviamente, mi medicina a las 11:00 am, mi música favorita, volumen bajo, no me gusta importunar a los demás, y muy alto no se disfruta, creo yo… Llamadas, mensajes y correos de gente que aprecio… No fue suficiente…
Creí que si podía salir temprano y disfrutaba del aire fresco y una tarde linda junto al lago, me sentiría mejor, también pensé en 3 películas recomendadas por un angelito, en visitar a mi familia, en ir al cine… Pero… “Apatía” me ganó… Esos atardeceres que tanto me gustan, esa tranquilidad en el agua, esa posibilidad de entretenerme y reír con una buena película, todo parecía absurdo y sin sentido…
Llegué a casa, empecé a hacer un poco de monólogo y entonces ¡Aparecieron! Esos angelitos por los que vale la pena sonreír… Ciertamente ¡Me cambiaron la tarde!
No me siento tan contenta como otros días, pero ya respiro…
¿Qué pasó?
No lo sé…
Llevo un par de días tropezando, pero siempre recupero el equilibrio. Hoy no fue uno de esos días, he de confesarlo, me sentí invadida, decepcionada, abrumada, fastidiada, ansiosa, con náuseas, encerrada en un sitio sin ventanas, con gente que no es precisamente de tu agrado, aturdida por un merolico nefasto, tolerando a otra tanta que cree que eres algo así como basura; esos y otros miles de pensamientos girando en mi cabeza y hostigando mi alma…
No era un buen día, lo sabía, pero hice todo lo que en mi posibilidad estuvo, obviamente, mi medicina a las 11:00 am, mi música favorita, volumen bajo, no me gusta importunar a los demás, y muy alto no se disfruta, creo yo… Llamadas, mensajes y correos de gente que aprecio… No fue suficiente…
Creí que si podía salir temprano y disfrutaba del aire fresco y una tarde linda junto al lago, me sentiría mejor, también pensé en 3 películas recomendadas por un angelito, en visitar a mi familia, en ir al cine… Pero… “Apatía” me ganó… Esos atardeceres que tanto me gustan, esa tranquilidad en el agua, esa posibilidad de entretenerme y reír con una buena película, todo parecía absurdo y sin sentido…
Llegué a casa, empecé a hacer un poco de monólogo y entonces ¡Aparecieron! Esos angelitos por los que vale la pena sonreír… Ciertamente ¡Me cambiaron la tarde!
No me siento tan contenta como otros días, pero ya respiro…
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